Gracias en parte a la investigación de Infobae que a principios de marzo reveló como el Cartel mexicano de Sinaloa había entrado en Brasil para ayudar a los grupos criminales locales, en particular al Primer Comando de la Capital (PCC), a producir fentanilo, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) ha intervenido ahora en el asunto. De hecho, a finales de marzo, actualizó e incluyó en la lista de “precursores de drogas y sustancias psicoterapéuticas” los principales precursores que permiten producir sintéticamente en laboratorio el fentanilo, el letal opiáceo cincuenta veces más potente que la heroína y cien veces más que la morfina. En concreto, se incluyeron en la lista negra el norfentanilo, la N-fenil-4-piperidinamina más conocida como 4-AP y el 1-boc-4-AP.
Esto significa que cualquiera que comercialice fentanilo en Brasil tendrá que contar ahora con una autorización especial de Anvisa, que también exige que el producto se almacene bajo llave o con dispositivos de seguridad. En los hospitales habrá que registrar toda manipulación de fentanilo e incinerar lo que salga. Para recetar fentanilo a los pacientes habrá que utilizar a partir de ahora una receta especial, igual que para los medicamentos controlados. La decisión de Anvisa también ayudará a la policía, que ahora podrá incriminar a quienes utilicen estos precursores sin las autorizaciones por delitos de tráfico de drogas. “Antes, cualquier persona podía comprar estos precursores y utilizarlos en un laboratorio clandestino”, dijo el director de Defensa Profesional de la Sociedad Brasileña de Anestesiología, Jedson Nascimento, al periódico brasileño O Globo, “ahora será difícil para estas personas incluso importarlos”.
Francisco Inácio Bastos, investigador principal de la Fundación Oswaldo Cruz – Fiocruz y uno de los autores de un importantísimo trabajo que acaba de publicar la prestigiosa revista médica británica The Lancet sobre el fentanilo en Brasil explica a Infobae que “Anvisa apuntó principalmente a los principales precursores basándose en las recomendaciones de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) actualizadas en 2022. El problema es que siempre es posible encontrar nuevas alternativas sintéticas a partir de precursores menos comunes y menos visibles”. A mantener alta la alerta son precisamente la presencia del Cartel de Sinaloa en Brasil y la porosidad de la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay por la que los precursores podrían entrar de contrabando desde Argentina, ya conocida en el pasado por el mercado ilegal de efedrina.
El artículo publicado en The Lancet, titulado “Los informes sobre el aumento del consumo de fentanilo en el Brasil contemporáneo son preocupantes, pero aún puede evitarse una crisis como la estadounidense”, muestra cómo Brasil está actuando con rapidez para evitar una epidemia como la de Estados Unidos. Bastos explica a Infobae que “la gran diferencia con Estados Unidos es que Brasil no tiene una historia de uso de opioides naturales como la heroína, que se usa muy poco, debido al alto costo, a la escasa disponibilidad en el mercado y por el hecho que no es una droga de la calle. Además no hemos tenido una explosión en el uso de oxicodona”. En Estados Unidos, donde en 2022 fue responsable de dos tercios de las 107.000 muertes causadas por drogas sintéticas, la epidemia de fentanilo había sido precedida por un uso médico poco prudente de esta sustancia para el tratamiento del dolor crónico a través de un medicamento, el OxyContin, a base de oxicodona, que había creado un ejército de adictos que luego se convirtieron en clientes del mercado ilícito.
Entre las novedades destacadas por el estudio publicado en The Lancet figura el papel del Covid. El país, en parte debido al retraso de las vacunas, ha registrado 700.000 muertes y un número muy elevado de hospitalizaciones. En 2021, el uso del llamado “kit de incubación” para el Covid a base de fentanilo creció un 109%, en comparación con 2019, con 4,3 millones de ampollas de fentanilo consumidas en hospitales. “El fentanilo fue el motor de la sedación durante la pandemia”, dijo Bastos a Infobae, “porque es la única sustancia que permite el grado de sedación que requiere el Covid en forma severa, sobre todo cuando, también por la propaganda del gobierno de Bolsonaro, la gente llegaba a terapia intensiva después de haberse tratado incorrectamente. Si se usa con criterio, el fentanilo salva vidas porque permite la intubación y la ventilación de pacientes muy graves. Sin embargo, hay que seguir las indicaciones, controlar el uso y acompañar a los pacientes cuando vuelven a su vida normal”.
La cuestión que plantea la investigación es hasta qué punto la intubación prolongada con fentanilo, como ocurrió durante la pandemia, podría haber producido una adicción a los opiáceos. “El problema”, explica Bastos, “es que algo así como el 30% de las personas que han tenido formas graves de Covid han sufrido el síndrome post-Covid que, desde el punto de vista neuropsiquiátrico, es muy similar a los efectos de un trastorno por opiáceos. Hasta ahora, sin embargo, no ha sido posible aclarar inequívocamente en qué consiste este síndrome post-Covid, porque es reciente y sólo se dispone de datos de los dos últimos años. Además, una proporción considerable de pacientes muy graves ha fallecido. Es posible que estas personas hayan desarrollado un trastorno por opiáceos, pero como murieron con múltiples problemas, no hay forma de aclararlo”.
Una de las recomendaciones de la investigación de Bastos es invertir recursos en la vigilancia continua de cualquier cambio en los patrones de consumo de drogas en Brasil, y formar equipos de emergencia de salud pública capaces de utilizar naloxona, hasta ahora considerado el único fármaco eficaz capaz de salvar a personas de sobredosis de fentanilo. Sin embargo, precisamente en Estados Unidos, que se encuentra en una fase avanzada y dramática de la epidemia de opiáceos, ha aparecido una nueva sustancia “ligada”, es decir añadida sin conocimiento del usuario al fentanilo y a la heroína y que no responde a la naloxona. Se trata de la xilacina, un anestésico veterinario utilizado sobre todo para los caballos. La Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) ha emitido una alerta de seguridad pública porque se ha encontrado en dosis de fentanilo en 48 estados del país y las sobredosis por su causa han aumentado un 1127% en el Sur. En Brasil se comercializa como droga de uso controlado, pero en el pasado se ha utilizado como medicamento otro anestésico para animales, la ketamina, como revelan las incautaciones policiales en el estado de Rio Grande Do Sul, en el sur del país. En la vecina Argentina, otro anestésico veterinario muy potente usado sobre todo para los elefantes, el Carfentanil, a base de fentanilo, causó 24 muertes en los suburbios de Buenos Aires en 2022. Había sido mezclado con cocaína. El Carfentanil es 100 veces más potente que el fentanilo y 10.000 veces más potente que la morfina.
Según el sitio brasileño de noticias G1, a mediados de febrero, poco antes del inicio del Carnaval, un joven fue encontrado agonizante en la playa de Guarapari, en el estado de Espirito Santo, tras haber sido apuñalado. En el hospital los médicos encontraron altas dosis de fentanilo en su sangre. El joven y su novia admitieron que habían tomado una droga “que les desconectó completamente del resto del mundo”, pero que no sabían que se trataba de fentanilo. A esto se suma otra noticia revelada por G1 que tuvo lugar en el mismo estado y en la misma época. La policía descubrió un laboratorio de drogas en Cariacica, en las afueras de la ciudad de Vitória. Además de marihuana y cocaína, en el laboratorio se encontraron 31 ampollas de fentanilo. En los primeros meses de 2023, se registraron casos de fentanilo asociado a la mariuana sintética K2, así como a LSD y cocaína. El Centro de Información y Asistencia Toxicológica (CIATox) de la Universidad de Campinas en el estado de San Pablo, registró casos de sobredosis de fentanilo durante el mismo periodo.
A principios de mayo se lanzó en el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública el cuarto informe del Sistema de Alerta Rápida sobre Drogas (SAR) sobre el fentanilo, para permitir la rápida circulación de la información en cuanto se detecten rastros del opioide. Según la Secretaria Nacional de Política sobre Drogas, Marta Machado, “las incautaciones de fentanilo han sido hasta ahora episódicas, no podemos hablar de epidemia como en Estados Unidos. El SAT fue creado precisamente para acompañar, monitorear y emitir alertas cuando sea necesario”. Sólo los próximos meses dirán si Brasil ha conseguido cortar de raíz una masacre anunciada o si, por el contrario, se convertirá en un escenario de una guerra, la misma que asola a millones de familias en Estados Unidos. Pero, sobre todo, es crucial acelerar desde ahora el proceso de concientización de la sociedad, utilizando todas las herramientas posibles, desde los medios de comunicación hasta las escuelas, como explica Bastos a Infobae: “El gobierno no tiene ni el dinero ni la capilaridad para ocupar todos los espacios y abordar todos los problemas. Sin la sociedad civil no iremos a ninguna parte”.
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