El crimen del chofer de la línea 620, Daniel Barrientos, en el partido bonaerense de La Matanza alentó en las últimas horas especulaciones políticas sobre los motivos del asesinato, al insinuar que detrás del ataque estuvo la operación de un “sicario” u otro tipo de motivaciones inusuales. El gobernador Axel Kicillof y el ministro de Seguridad provincial, Sergio Berni, pusieron en duda que el hecho se tratara de un habitual de inseguridad y hablaron de algo “inédito”.
“Parecía el robo de un blindado y se llevaron un bolso, una mochila y a quemarropa asesinaron a un chofer”, describió Kicillof. El mandatario subrayó que los dos delicuentes que subieron a la unidad portaban “armas de calibre alto” y que les llamó la atención que el colectivo fue “cruzado” por un auto de apoyo.
Los testimonios de testigos del asesinato en la localidad de Virrey del Pino tienden a rechazar esta teoría. Uno de los relatos es el de María, la esposa del policía de la Ciudad que se tiroteó con los dos delincuentes. El oficial pertenece al Departamento Operaciones Urbanas de Contención (DUOC) y estaba entre los pasajeros en el momento del crimen. Una vez que uno de los dos ladrones mató a sangre fría al colectivero y se bajó de la unidad, el agente -que estaba de civil- también descendió, se identificó como tal y disparó contra los sospechosos.
Todo ocurrió a la madrugada, poco antes de las 5 AM. Según la reconstrucción del hecho que hizo su marido, la mujer acreditó que había otro vehículo presente con un tercer cómplice, pero el auto no se cruzó ante el colectivo , sino que “estaba esperando” a los delicuentes en una “calle paralela”. “Ahí es que se escapan. Había una tercera persona en una esquina esperándolos”, dijo en declaraciones con radio Con Vos.
“Es mentira que cruzaron un auto delante del colectivo. Mi marido, que estuvo ahí, me lo dijo. Hay cámaras que muestran como subieron los delicuentes arriba del colectivo porque hay una cámara que los toma, y no había ningún auto detrás o delante del colectivo. El auto los esperaba en una calle paralela para huir”, agregó, consultada por las declaraciones de Kicillof.
El relato coincide con el testimonio de Guillermo, un trabajador de maestranza que estaba presente en el colectivo y viaja todos los días a la Ciudad de Buenos Aires. El empleado aseguró que ningún auto se cruzó, y que cuando los delincuentes empezaron a disparar, “se abatatan (sic), bajaron del colectivo y salieron corriendo por una calle paralela, ahí había un coche esperándolos”. En todo momento, Guillermo -que estaba al fondo de la unidad- estuvo tirado en el piso y a cubierto de cualquier bala que pudiera alcanzarle.
En sus primeras declaraciones sobre el caso, el ministro Sergio Berni consideró que no se siguieron los patrones frecuentes de los hechos de inseguridad. Insistió que es “no es habitual” que “crucen un auto a las 4 de la mañana, a un colectivo que no tiene plata”. Y le llamó la atención que el arma utilizada para perpetrar el crimen fue una pistola calibre 40, con municiones Smith&Wesson, que es un arma “típica de sicario” y no “el arma de los delitos amateur del conurbano”. “No sé si nos tiraron un muerto”, analizó Berni.
En su reconstrucción del hecho, María reflejó que, a diferencia de la hipotesis oficial de que solo los delincuentes buscaban matar al conductor, uno de los ladrones se subió y “pidió los celulares y bolsos a todos los pasajeros, mientras que el otro se quedó en la puerta apuntando a una vecina que estaba con su hija”. “Este fue el que dio la vuelta y disparó al chofer”, dijo sobre el disparo que alcanzó al hombre de 65 años.
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“No sé si estaba asustado, pero pareciera que no sabía disparar el arma, como que se levanta la mano al disparar”, recordó la mujer. “Ahí manotea la mochila de la persona que estaba adelante y salieron a correr los dos”, agregó.
En coincidencia con este testimonio, Guillermo contó que los delincuentes pidieron “los bolsos y celulares” de los pasajeros. “Cuando vi las armas atiné a tirarme al piso. Escuché los disparos, no sabía para donde fueron. Le habían disparado al colectivero. Por nada le dispararon, el colectivero no hizo nada, ningún movimiento brusco”, recordó.
Sobre el motivo de por qué uno de los delicuentes disparó a matar a Barrientos, los dos testimonios apuntan a que los podrían estar bajo los efectos de estupefacientes. “No estarían en sus cabales. Estarían drogados. La verdad no lo sé, se están diciendo un montón de barbaridades, que es política”, dijo Guilllermo en el programa ‘¿Y ahora quien podrá ayudarnos?’, conducido por el periodista Ernesto Tenembaum. “En ese horario (de la madrugada) nos conocemos todos los vecinos que venimos ‘del fondo’ (del barrio). Estos muchachos vinieron encapuchados. No se los veía muy bien”, agregó.
Por su lado, María también dio su visión del ataque que terminó con la vida de Barrientos: “O no sabía manejar el arma, o estaba drogado, o nervioso. O simplemente fue matar por matar, no les importa nada”. “¿Sabés que cuesta entender? Cuesta muchísimo porque matan al colectiero, porque seguimos viviendo esta sutiación, por qué no hay policías en la calle y por qué quieren transformar esto en un caso aislado”, dijo la mujer. “Para ellos esto es raro. Para nosotros no, es el asalto de todos los días de los que vivimos acá”, completó.
“En este barrio no tenemos seguridad. Este barrio es un barrio de delincuentes, no por los vecinos, sino porque vienen de otros lugares. Van ‘al fondo’ del barrio y salen a robar al voleo a todo el mundo. La droga nos está invadiendo todo. Por culpa de la droga estaban ahí a las 5 de la mañana”, concluyó María.
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