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Se baraja la posibilidad de un plan para disipar la niebla de la guerra en Ucrania

Especial para Infobae de The New York Times.

Occidente ha intentado darle la ventaja a Ucrania en su guerra contra Rusia con miles de millones de dólares en armas. Sin embargo, el vertiginoso despliegue de armamento rumbo al campo de batalla podría dificultar que las tropas distingan entre amigos y enemigos.

Por lo tanto, el Ejército de Estados Unidos ha creado una nueva herramienta de entrenamiento que pareciera diseñada para el conflicto: un juego de cartas con imágenes de 52 tanques, vehículos blindados de transporte de tropas, camiones, piezas de artillería y otros sistemas de armas diferentes fabricados por la OTAN, además de dos comodines.

Según el mayor Andrew Harshbarger, vocero del Comando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército, la idea es permitir que los soldados “identifiquen con rapidez los equipos enemigos y los distingan de los de las fuerzas amigas”.

En el pasado, el Pentágono creó barajas similares para ayudar a las fuerzas a familiarizarse con los elementos de la guerra en una reñida partida de espadas, corazones o póker. Cada carta tiene la imagen de un sistema de armas, junto con su nombre, el país donde se fabrica, sus destinos de exportación y su armamento principal.

Las barajas anteriores han tenido equipo militar chino, ruso e iraní. La idea se remonta al menos a la Segunda Guerra Mundial, cuando una baraja mostraba los aviones de combate que utilizaban aliados y adversarios. Las cartas que representaban a los fugitivos iraquíes más buscados por el gobierno estadounidense, distribuidas durante la invasión que encabezó Estados Unidos en 2003, mostraban a Sadam Huseín como el as de espadas.

En un comunicado, Harshbarger no mencionó en específico que las nuevas tarjetas tuvieran como objetivo ayudar en la lucha de Ucrania contra Rusia. No obstante, mencionó que se les podrían utilizar en todos los servicios militares y en todos los niveles de la cadena de mando y se centró en “el tipo de equipo de la OTAN que ha proliferado a los países no pertenecientes a la OTAN”.

Ahora, no hay ningún lugar del mundo en el que esto sea más pertinente que en Ucrania, donde durante el último año los Estados y aliados de la OTAN han inundado la zona de batalla con un estimado de 68 mil millones de dólares en compromisos de armas y ayuda militar, la gran mayoría de ellos de Estados Unidos. Desde la invasión rusa en febrero de 2022, Ucrania se ha convertido en el tercer mayor importador de armas del mundo, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo.

Muchos de los sistemas de armamento que aparecen en la nueva baraja se han enviado a Ucrania en el último año o se están utilizando para entrenar a las tropas ucranianas. Hay aliados de la OTAN determinados a hacer retroceder a Rusia que todavía están considerando la donación de algunas.

Al parecer, no hay una jerarquía de importancia en la baraja. El cañón antiaéreo Gepard de fabricación alemana —del que Berlín ha enviado al menos tres docenas a Ucrania— es el siete de espadas. El seis de tréboles es el potente sistema M142 HIMARS, una plataforma de lanzamiento móvil de Estados Unidos para misiles teledirigidos que ayudaron a Ucrania a recuperar territorio de Rusia el verano pasado. El obús francés Caesar es el dos de corazones.

En la mayoría de las cartas destinadas habitualmente para las figuras aparecen sistemas estadounidenses: el vehículo de combate Bradley (la reina de corazones), el tanque M1 Abrams (el rey de tréboles) y el vehículo blindado de transporte de tropas M113 (el as de espadas). Uno de los comodines es el misil de hombro Stinger, de fabricación estadounidense, alemana y turca.

No obstante, algunas de las cartas podrían revelar sin querer los Estados que han intentado ser opacos sobre el material que envían.

Por ejemplo, la jota de corazones es un helicóptero UH-60 Black Hawk de fabricación estadounidense, uno de los cuales hace poco se reveló que estaba en posesión de los servicios de inteligencia militar de Ucrania. Sin embargo, el gobierno de Joe Biden no ha revelado que esté enviando estos helicópteros a la guerra, como tampoco lo han hecho otros países que los han comprado, entre los que se encuentran, según las cartas, Baréin, Egipto, Jordania, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y, antes de que los talibanes tomaran el gobierno en 2021, Afganistán.

De manera similar, hay rumores de que Francia sigue indecisa sobre el envío a Ucrania de sus principales tanques, los Leclerc. El Leclerc es el ocho de corazones de la nueva baraja.

Las cartas se imprimirán durante el próximo mes y, según las autoridades, se espera que estén disponibles para las tropas estadounidenses, de la OTAN y ucranianas. Es probable que los ucranianos sean los que más las necesiten, pues no solo enfrentan la niebla de la guerra, sino también una colección de sistemas de armamento extranjero, algunos de los cuales todavía están aprendiendo a utilizar.

Las cartas también podrían ayudar a las tropas estadounidenses y de la OTAN que son responsables de recibir armas de todo el mundo y enviarlas a Ucrania.

Christopher Skaluba, un alto funcionario de estrategia y desarrollo de fuerzas del Pentágono durante el gobierno de Obama, señaló que no conocía ninguna baraja anterior que solo tuviera armas de la OTAN y que podría ser útil, no solo para los soldados en el frente y en los centros logísticos, sino también para las autoridades de las capitales occidentales que deciden qué sistemas enviar a Ucrania.

Skaluba opinó que era impresionante que las fuerzas ucranianas ya hubieran digerido el armamento desconocido y que, a medida que se envían sistemas más complejos al campo de batalla, “esta parece una manera superdivertida de reconocer esa iniciativa y ese éxito”.

“Me encantaría tener una baraja”, comentó Skaluba, actual director de la Iniciativa de Seguridad Transatlántica en el Consejo Atlántico de Washington.

Un tanque de fabricación alemana el mes pasado en una base en Swietoszow, Polonia, donde el Ejército polaco entrena a soldados ucranianos, el 13 de febrero de 2023. (Maciek Nabrdalik/The New York Times)

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