
La degeneración macular húmeda es una enfermedad ocular de larga duración que causa visión borrosa o un punto ciego en la visión central. Generalmente, es causada por vasos sanguíneos que filtran líquido o sangre hacia la mácula. La mácula es la parte de la retina que hace que la visión sea clara en la línea de visión directa.
La degeneración macular húmeda es uno de los dos tipos de degeneración macular relacionada con la edad. El otro tipo, la degeneración macular seca, es más frecuente y menos grave. La de tipo húmedo comienza como la de tipo seco.
La detección y el tratamiento tempranos de la degeneración macular húmeda pueden ayudar a reducir la pérdida de la visión o, incluso en ciertos casos, a recuperar algo de la visión.
Los síntomas de la degeneración macular húmeda suelen aparecer repentinamente y empeoran rápidamente. Estos son algunos síntomas posibles:
Distorsiones visuales, como líneas rectas que parecen dobladas Reducción de la visión central en uno o ambos ojos Necesidad de luz más brillante para leer o hacer trabajos minuciosos Dificultad para adaptarse a los niveles bajos de luz, como al ingresar a un teatro o un restaurante poco iluminado Mayor visión borrosa de las palabras impresas Dificultad para reconocer rostros. Un punto borroso o un punto ciego bien definido en el campo de visión
La degeneración macular no afecta la visión lateral, por lo que no causa la pérdida total de la visión.
Consulta al oftalmólogo si ocurre lo siguiente:
Notas cambios en la visión central. Pierdes la capacidad para ver detalles precisos.
Estos cambios pueden ser el primer indicador de la degeneración macular, especialmente si tienes más de 60 años.

Los factores que pueden aumentar el riesgo de tener degeneración macular incluyen:
Edad.
Esta enfermedad es más común en personas mayores de 55 años.
Antecedentes familiares y genética.
Esta enfermedad tiene un componente genético. Los investigadores han identificado diversos genes asociados con la afección.
Raza.
La degeneración macular es más común en personas de piel blanca.
Fumar.
Fumar cigarrillos o estar expuesto de manera regular al humo del tabaco aumenta significativamente el riesgo de tener degeneración macular.
Obesidad.
Las investigaciones indican que ser obeso puede aumentar tus posibilidades de que la degeneración macular temprana o intermedia avance a una forma más grave de la enfermedad.
Enfermedad cardiovascular.
Si tienes enfermedades que afectan el corazón o los vasos sanguíneos, es posible que corras un mayor riesgo de tener degeneración macular.
El oftalmólogo revisa tus antecedentes médicos y familiares y lleva a cabo un examen de la vista completo. Para confirmar un diagnóstico de degeneración macular, el oftalmólogo puede sugerirte otras pruebas, entre ellas:
Examen de la parte posterior del ojo.
El oftalmólogo te coloca gotas en los ojos para dilatarlos. Luego, usa un instrumento especial para examinar la parte posterior del ojo. El oftalmólogo busca líquido o sangre o un aspecto moteado que se genera por depósitos amarillos que se forman bajo la retina, llamados drusas. Las personas con degeneración macular, por lo general, tienen muchas drusas.
Prueba para detectar cambios en el centro de la visión.
Durante un examen de la vista, el oftalmólogo puede usar una rejilla de Amsler para detectar cambios en la visión central. Si tienes degeneración macular, es posible que algunas de las líneas rectas de la rejilla se vean descoloridas, rotas o distorsionadas.
Angiografía con fluoresceína.
Durante esta prueba, el oftalmólogo te inyecta un tinte en una vena del brazo. El tinte se desplaza hasta los vasos sanguíneos del ojo y los resalta. Una cámara especial toma varias fotos a medida que el tinte se desplaza a través de los vasos sanguíneos. En las imágenes se observará si tienes filtraciones en los vasos sanguíneos o cambios en la retina.
Angiografía con verde de indocianina.
Al igual que en la angiografía con fluoresceína, en esta prueba se utiliza un tinte inyectado. Se puede usar para confirmar los resultados de una angiografía con fluoresceína o para identificar problemas en los vasos sanguíneos más profundos en la retina.
Tomografía de coherencia óptica.
Esta prueba por imágenes no invasiva muestra secciones transversales detalladas de la retina. Identifica zonas de adelgazamiento, engrosamiento o hinchazón. Esta prueba también se utiliza para ayudar a controlar cómo responde la retina a los tratamientos de degeneración macular.
Angiografía por tomografía de coherencia óptica.
Se trata de una prueba no invasiva más reciente. En determinados casos, la
angiografía por tomografía de coherencia óptica
le permite al oftalmólogo visualizar los vasos sanguíneos no deseados en la mácula. Aunque todavía se utiliza principalmente como herramienta de investigación, se emplea cada vez más en las clínicas.

Hay tratamientos disponibles que pueden ayudar a que la enfermedad avance más lentamente y a preservar la visión existente. Si se inicia el tratamiento lo suficientemente temprano, se puede recuperar un poco de la visión perdida.
Algunos medicamentos que bloquean el factor de crecimiento del endotelio vascular (llamados fármacos anti-VEGF, por sus siglas en inglés) pueden ayudar a detener el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos. Estos medicamentos bloquean los efectos de las señales del crecimiento que el cuerpo envía para generar nuevos vasos sanguíneos. Se consideran el tratamiento de primera línea para todas las etapas de la degeneración macular húmeda.
Los medicamentos utilizados para tratar la degeneración macular húmeda incluyen:
Bevacizumab (Avastin) Ranibizumab (Lucentis) Aflibercept (Eylea) Brolucizumab (Beovu)
El oculista te inyecta estos medicamentos en el ojo afectado. Quizás necesites inyecciones cada cuatro a seis semanas para mantener el efecto beneficioso del medicamento. En algunos casos, se puede recuperar parcialmente la visión a medida que los vasos sanguíneos se encogen y el cuerpo absorbe líquido bajo la retina.
Los posibles riesgos de inyecciones oculares incluyen:
Hemorragia conjuntiva. Aumento de la presión ocular. Infección. Desprendimiento de retina. Inflamación ocular.
Terapia fotodinámica. Este procedimiento es un posible tratamiento para el crecimiento irregular de los vasos sanguíneos en la degeneración macular húmeda. Sin embargo, es mucho menos común que el tratamiento con inyecciones antifactor de crecimiento vascular endotelial.
Durante la terapia fotodinámica, el oculista inyecta un medicamento llamado verteporfina (Visudyne) en una vena del brazo. Luego, este medicamento se traslada a los vasos sanguíneos del ojo. El oculista ilumina los vasos sanguíneos problemáticos del ojo con una luz enfocada de un láser especial. Esto activa la verteporfina, lo que provoca que los vasos sanguíneos problemáticos se cierren. Esto detiene la fuga.
La terapia fotodinámica puede mejorar la visión y reducir la tasa de pérdida de la visión. Es posible que necesites varios tratamientos con el trascurso del tiempo, ya que los vasos sanguíneos tratados pueden volver a abrirse.
Luego de la terapia fotodinámica, deberás evitar la exposición directa a la luz solar y a las luces brillantes hasta que el medicamento se haya eliminado del cuerpo. Esto puede tardar unos días.
Fotocoagulación. Durante la terapia de fotocoagulación, el oculista utiliza un rayo láser de alta energía para sellar los vasos sanguíneos problemáticos debajo de la mácula. Este procedimiento ayuda a detener el sangrado de los vasos con el objetivo de reducir al mínimo el daño adicional a la mácula. Incluso con este tratamiento, los vasos sanguíneos pueden volver a crecer, lo que requiere tratamiento adicional. El láser también puede causar cicatrices que crean un punto ciego.
Pocas personas que tienen degeneración macular húmeda reciben este tratamiento. Generalmente no es una opción si tienes vasos sanguíneos problemáticos directamente debajo del centro de la mácula. Además, cuanto más dañada esté la mácula, menor será la probabilidad de éxito.
Rehabilitación de la visión reducida.
La degeneración macular relacionada con la edad no afecta la visión lateral ni causa ceguera total. Sin embargo, puede reducir o eliminar la visión central, que es necesaria para leer, manejar y reconocer los rostros de las personas. Puede ayudarte obtener atención médica de un especialista en rehabilitación de la visión reducida, un terapeuta ocupacional, un oculista y otros médicos capacitados en la rehabilitación de la visión reducida. Ellos pueden ayudarte a encontrar maneras de adaptarte a tu visión cambiante.