El Ministerio de Salud de Chile informó, a fines de marzo, el primer caso humano de gripe aviar en el país. Se trataba de un hombre de 53 años, residente de la zona norte del país trasandino.
Ahora, las últimas noticias vuelven a tener al paciente chileno como protagonista luego que desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) informaran que una muestra aislada del hombre contiene dos mutaciones genéticas que son signos de adaptación a los mamíferos.
Según informaron funcionarios del organismo, en estudios experimentales con animales, se había demostrado previamente que las mutaciones, ambas en lo que se conoce como el gen PB2, ayudan a que el virus se replique mejor en las células de los mamíferos.
Y tras aclarar que “el riesgo para el público sigue siendo bajo”, destacaron que el hombre chileno permanece hospitalizado, y que no se ha relacionado casos humanos adicionales con él.
Además, los expertos enfatizaron que a la muestra le faltaban otros cambios genéticos críticos que los científicos creen que serían necesarios para que el virus H5N1 se propague de manera eficiente entre los humanos. Entre ellas, están incluidas las mutaciones que estabilizarían el virus y lo ayudarían a unirse más estrechamente a las células humanas.
“Hay tres categorías principales de cambios que creemos que el H5 tiene que sufrir para pasar de ser un virus aviar a ser un virus humano -explicó Richard J. Webby, experto en gripe aviar del St. Jude Children’s Research Hospital-. Las secuencias de la persona en Chile tienen una de esas clases de cambios. Pero también sabemos que de esos tres conjuntos de cambios, este es el más fácil de hacer para el virus”.
Las que se encontraron son mutaciones de PB2, que ya se habían visto en otros mamíferos infectados con esta versión del virus, así como en algunas personas infectadas con otras versiones de H5N1.
Para los expertos, lo más probable es que las mutaciones surgieran en el paciente chileno durante el curso de su infección.
En opinión de la viróloga de influenza en la Universidad de Emory, Anice C. Lowen, lo que sucedió “es un paso en el camino hacia la adaptación a los humanos y un mayor riesgo para los humanos”. “Así que ciertamente es preocupante”, agregó, aunque reconoció que “estas mutaciones por sí solas probablemente no sean suficientes para producir un virus que se propague fácilmente entre los humanos”.
En un comunicado del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias de los CDC, la directora interina de la división de influenza, Vivien Dugan, señaló que “esos cambios genéticos se han visto anteriormente con infecciones anteriores de H5N1 y no han resultado en la propagación entre las personas”.
“Sin embargo, es importante continuar observando detenidamente cada caso de infección humana, así como otros eventos de propagación de mamíferos, y seguir la evolución viral en las aves”, apuntó Dugan, para quien “se necesita permanecer atentos a los cambios que harían que estos virus sean más peligrosos para las personas”.
La muestra fue secuenciada por el Centro Nacional de Influenza de Chile y cargada en GISAID, una base de datos internacional de genomas virales.
El Ministerio de Salud de Chile había reportado el caso a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 29 de marzo. El paciente desarrolló síntomas respiratorios, incluyendo tos y dolor de garganta, y fue hospitalizado cuando su estado empeoró.
Y si bien aún no está claro para los expertos cómo se infectó el hombre, el virus había sido detectado recientemente en aves y lobos marinos de la región donde vive el paciente.
“Según los hallazgos preliminares de la investigación epidemiológica local, la hipótesis más plausible sobre la transmisión es que ocurrió a través de la exposición ambiental a áreas donde se encontraron aves o mamíferos marinos enfermos o muertos cerca de la residencia del caso”, informó la OMS la semana pasada.
El del chileno es el undécimo caso humano reportado de H5N1 desde enero de 2022, según los CDC, y ninguno de ellos se asoció con una posible transmisión de persona a persona.
Desde que se detectó por primera vez el H5N1 en aves, en 1996, hubo cientos de infecciones humanas en todo el mundo, principalmente en personas que estuvieron en contacto cercano con aves.
Sin embargo, el tema de la propagación entre humanos es una preocupación latente para las autoridades sanitarias. “Las mutaciones documentadas en el paciente chileno son un paso en la dirección equivocada”, admitió Lowen.
Es que, según los expertos, la posibilidad de que la influenza aviar, que está bien adaptada a las aves, pueda evolucionar para propagarse más fácilmente entre los humanos podría desencadenar otra pandemia. Esta versión del virus se ha propagado rápidamente a través de las aves silvestres en las Américas, provocando brotes regulares en aves de granja.
El virus se ha generalizado tanto en las aves que se ha extendido repetidamente a los mamíferos, y “se anticipan infecciones humanas esporádicas continuas”, escribió el CDC en un informe técnico reciente.
La gripe o influenza aviar es una enfermedad infecciosa que principalmente afecta a las aves y que es causada por un virus de la familia Orthomyxoviridae.
Algunos subtipos de virus de gripe aviar son de alta patogenicidad, principalmente por los subtipos (H5 y H7) del tipo A. Pueden provocar enfermedad grave en las aves y propagarse rápidamente, con altas tasas de mortalidad en diferentes especies de aves, indican desde la OMS.
“La mayoría de los virus influenza que circulan en aves no son zoonóticos. Sin embargo, algunas cepas de la influenza aviar altamente patógena tienen la capacidad de infectar a los seres humanos, representando una amenaza para la salud pública”, señala la OMS. El virus H5N1, el mismo que fue detectado en las aves infectadas en la Argentina, fue el responsable, en 1997, de un gran brote en Hong Kong y China.
Las aves silvestres, principalmente migratorias, son el huésped natural del virus y están siendo el principal factor de diseminación a través del continente americano. En tanto, las poblaciones de aves de corral pueden adquirir la enfermedad por contacto con aves silvestres infectadas.
Desde 2003, este virus de influenza aviar y otros se han propagado desde Asia a Europa y África. En América, este virus se identificó por primera vez en aves domésticas y silvestres en diciembre de 2014, en los Estados Unidos.
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