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El principal desafío del equipo económico en la negociación con el FMI: adelantar la llegada de los dólares que ahuyentó la sequía

Massa, en su más reciente visita al FMI, flanqueado por Rubinstein y Madcur. Enfrente suyo, la subdirectora del organismo, Gita Gopinath

Al cabo de la semana más agitada de los 9 meses de gestión que el próximo miércoles cumplirá el ministro de Economía, Sergio Massa (ese día dio su primera conferencia de prensa y esbozó sus primeros lineamientos, aunque había sido designado el 28 de julio), el desafío más peliagudo del equipo económico para detener la corrida cambiaria que logró poner en pausa entre el miércoles y el viernes es el recauchutaje integral del acuerdo con el FMI, con énfasis en el flujo de dólares.

El discurso de la vicepresidente Cristina Fernánde de Kirchner el jueves en La Plata, asociando los problemas de la economía argentina a la injerencia del Fondo y la persistencia de la inflación a las devaluaciones y al sesgo inflacionario del programa vigente facilitan al ministro presentarse ante el organismo como el “policía bueno” con el que es mejor arreglar.

Para desalentar apuestas especulativas, la gestión económica necesita mostrar resultados convincentes en al menos uno de dos frentes: el de los precios, con una desaceleración, o el del monto de reservas, con un refuerzo significativo

Pero alcanzar objetivos satisfactorios luce lejano, como refleja el hecho de que en la negociación presencial con el staff del Fondo todavía no se involucraron el secretario de Programación, Gabriel Rubinstein, ni el jefe de Asesores del ministro, Leonardo Madcur, que siguen las tratativas desde Buenos Aires.

Con la inflación de abril otra vez cerca del 7,7%, reservas netas escuálidas y un número cada vez mayor de agentes económicos que descreen que el gobierno logre evitar un “salto discreto” del tipo de cambio oficial (posibilidad que Economía y el BCRA buscaron aventar con el aumento de la tasa de interés y la aceleración del ritmo de devaluación), la gestión económica necesita mostrar resultados convincentes en al menos uno de dos frentes: el de los precios, con una desaceleración, o el del monto de reservas, con un refuerzo significativo, en ambos casos para desalentar apuestas especulativas.

En la semana de vivir en peligro la secretaría de Finanzas logró adjudicar $1,2 billones en la última licitación de deuda de abril, unos $200.000 millones más que lo que vencía, al costo de aumentar la tasa de las Ledes al 136% efectivo anual y vincular el 97% de lo captado a la inflación, el dólar o ambos. La consultora Equilibra destacó que el 68% de los vencimientos se pateó a 2024 y sacó dos conclusiones: 1) el sector público tuvo una alta participación, y 2) el privado habría obtenido un importante monto de pesos, que podría presionar sobre los dólares financieros, aunque la suba de 10 puntos en la tasa del BCRA (sumada a los 3 que había aumentado días antes) apunte a mitigar ese riesgo. La propia descripción semeja la de esos navegantes que hacen constantes ajustes para mantener el rumbo y surfear el oleaje a la vez que tapan agujeros.

Massa podría hacer de "policía bueno" después del discurso del jueves de CFK, la "policía mala"
REUTERS/Agustin Marcarian
Massa podría hacer de “policía bueno” después del discurso del jueves de CFK, la “policía mala”
REUTERS/Agustin Marcarian

El trasfondo de la crisis cambiaria, notó el economista Esteban Domecq, de Invecq, es el deterioro del esquema económico iniciado en diciembre de 2019, en particular el atraso del dólar para captar votos en 2021. “Los votos no aparecieron y los dólares se fueron”, escribió Domecq. Pese al atraso del dólar oficial la inflación se “desancló” y llegó al 7,7% en marzo, entrada al trimestre en el que antes los dólares se rastrillaban pero ahora llegan a cuentagotas, pese a incentivos como el “dólar soja 3″. La sequía, dice Domecq, cortó el viento de cola del bienio previo. “Con precios récord, el complejo agroexportador liquidó USD 32.800 millones en 2021 y 40.400 millones en 2022, cuando históricamente aportaba 23.300 millones en promedio. ¡Un salto de 73%! Nunca el BCRA vio entrar tantos dólares como en esos años. No fue suficiente”, destacó en un hilo de Twitter.

La bala de plata para desarmar el combo de adversidades e inconsistencias es que el Fondo adelante a junio los envíos de dólares que según el programa debe hacer hasta fin de año

Los pesos que se emitieron de más y los dólares que no están se contenían hasta ahora con una economía encepada, dijo por su parte Marina dal Poggetto, “La corrida ésta arranca cuando se conoció el dato de inflación. Después, cuando Massa vuelve de Washington con las manos vacías, y ahora de vuelta intenta generar la expectativa de que podría conseguir algún dólar adicional”, señaló la directora de Eco Go ayer en una entrevista radial.

La bala de plata para desarmar el combo de adversidades e inconsistencias, coinciden consultoras y economistas, es que el Fondo adelante a junio, como pretende Economía, los envíos de dólares que según el programa debe hacer hasta fin de año. Aunque sean para devolver al propio FMI, despejarían dudas y harían lucir mejor las reservas del BCRA. La otra posibilidad, deslizaron desde el Central, es que se posterguen los pagos de la Argentina, pero esa sería una admisión demasiado explícita de debilidad.

¿Cuál son las sumas en juego? Básicamente, el adelanto de poco más de USD 10.800 millones (en términos del Fondo, 8.000 millones de Derechos Especiales de Giro, DEGs, su “unidad de cuenta”).

El flujo de desembolsos del FMI a la Argentina y pagos del país al Fondo desde el inicio del gobierno de Alberto Fernández fue hasta fines de marzo positivo para el país en poco más de USD 2.700 millones si se cuenta el envío de USD 4.355 millones que en agosto de 2021 hizo el Fondo por la cuota argentina en la capitalización en USD 650.000 millones del organismo.

Los pesos que se emitieron de más y los dólares que no están se contenían con una economía encepada, dijo Marina dal Poggetto
(Foto: Franco Fafasuli)
Los pesos que se emitieron de más y los dólares que no están se contenían con una economía encepada, dijo Marina dal Poggetto
(Foto: Franco Fafasuli)

Después de flujos negativos en 2020 y 2021, el programa acordado por Guzmán en marzo de 2022 configuró un saldo a favor de la Argentina de más de USD 3.200 millones ese año y un saldo negativo de cerca de USD 120 millones en 2023. Pero el saldo, positivo en los papeles hasta mediados de año, se da vuelta en la segunda mitad. Entre abril y diciembre el cronograma marca que Argentina pague USD 13.635 millones y reciba desembolsos por USD 10.800 millones, que es lo que se pretende adelantar a junio de 3 cuotas agendadas para junio, septiembre y diciembre.

No es nada obvio que, aunque se lo sugiera el gobierno de EEUU, el Fondo acceda a eso, por diferentes razones. Una, que comentó a Infobae un exfuncionario del organismo es que, según el equipo que trata con la Argentina, “el gobierno quiere hacer nada”. La otra es que adelantar todos los desembolsos dejaría al Fondo sin capacidad efectiva de fiscalización: las revisiones ocurrirían después de las PASO y de la elección presidencial, cuando tal vez el gobierno ya no tenga nada que ganar ni perder con cumplir. Más aún, el Gobierno podrían usarlos para contener el dólar en la previa electoral más que para los repagos programados.

El gobierno habría pasado así 4 años con saldo a favor en el ida y vuelta de dólares con el FMI. Aun si cumpliera con los pagos agendados hasta fin de este año, el legado para el que lo siga (siempre a estar de la letra y los números del acuerdo vigente) sería un flujo negativo de USD 6.700 millones en 2024 y de 11.300 millones entre 2025 y 2027; es decir, un “rojo” de USD 18.000 millones, luego de una gestión que pasó 4 años atribuyendo buena parte de sus pesares a una deuda que no solo no habría reducido, sino que incluso habría hecho engordar.

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